lunes, 12 de marzo de 2018

Definiendo el paraíso

Ya no sabía que hacer para que el cabello volviera a su sitio. La única goma para el pelo que llevaba consigo había perdido su elasticidad y la coleta de caballo se le resbalaba una y otra vez. Para colmo de males el metro estaba atestado y le costaba horrores no resoplar con cada nueva sacudida. Por alguna razón que desconocía el conductor estaba siendo brusco de más. Cuando al fin llegó a su parada la empujaron fuera del vagón, literalmente. 

Dejó escapar el aire de sus pulmones y subió las escaleras que daban a la calle. Estaba deseando llegar a casa y darse un baño caliente. Prepararía una tortilla, extrañaba mucho las de su madre y aquel le parecía el mejor homenaje para la mujer a la que hacía dos meses que no veía. Sonrió en cuanto la fresca brisa de la tarde le dio en el rostro. Sin embargo, aquello duró escasos segundos porque enseguida comenzó a llover. Se maldijo por haber olvidado el paraguas y echó a correr. 

Llegó hecha una sopa, pero el agua caliente y el secador la reanimaron lo justo para empezar con la cena. Mientras cortaba patatas comenzó a pensar en el libro que había dejado a medias. Le estaba encantando. Adoraba escribir, de ahí que admirase tanto a las personas que lo hacían de manera profesional. Lejos de pensar en lo lejos que aún estaba de, por ejemplo, la autora de su lectura actual se dijo que pronto llegaría su momento. Sonrió y en ese momento se abrió la puerta de la entrada. 

Una cálida sonrisa, un dulce beso y un ofrecimiento de ayuda. Todo marchaba. El relajante baño, el olor de la comida, las caricias y pensar en la novela que tenía entre manos o en su cuaderno de notas hacían milagros. Abrazó al recién llegado y supo que su mundo estaba completo. 

¡Feliz día, soñadores! 

Volvemos a estar a lunes y espero que lo afrontemos con una enorme sonrisa. Yo, desde luego, es lo que pienso intentar, como cada nueva semana que se nos presenta. Por ello, hoy he decidido sorprenderos con esta historia, sencilla pero que define a la perfección lo que es para mí un plan perfecto: el paraíso. 

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