Como escritora novel que soy no puedo evitar preguntarme muchas cosas sobre los libros. No sólo sobre las historias que contienen, sino también sobre las personas que los han escrito. Un estilo u otro puede darte pistas de como es la persona que ha invertido su tiempo en montar esa trama y en crear a los personajes que la pueblan. Una forma de expresarse, el uso de unas palabras en lugar de otras te dirá mucho de un escritor. Lo único que hay que hacer es analizarlo con calma.
Muchas veces me da curiosidad saber qué tipo de lectura figura entre las favoritas de un autor. En ocasiones soy hasta capaz de reconocer a quien ha leído y si el libro me ha gustado mucho incluso indago y, si es posible, le preguntó al escritor qué tipo de lectura la gusta. Todos han debido leer algo antes de dar el salto a la escritura. Quiero decir, para saber que quieres algo primero has debido de experimentarlo para desearlo.
Hay quien tiene su vocación muy clara desde el principio y quien necesita algunos libros más para darse cuenta que eso es a lo que quiere dedicarse. A veces es una única obra la que nos hace ver la luz, la que nos grita que esto es lo nuestro. Pero nunca es fácil y, aunque hay excepciones, debemos ir aprendiendo poco a poco y leer es para los escritores una enorme fuente de inspiración y de aprendizaje.
A veces creo que muchas personas (ahora os hablo en general, aunque es muy aplicable al mundo literario) carecen de humildad y dan por hecho su talento, llegando a despreciar a otros que se dedican a lo mismo. Hoy me gustaría romper una lanza por el esfuerzo y el trabajo. Porque hay quien tiene una base fantástica, sin duda, pero siempre hay que pulirla e intentar no pecar de ambiciosos. Hay que ir paso a paso y tener paciencia y saber que siempre podemos mejorar.
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