2018 da sus últimos coletazos. En dos semanas estaremos en Navidad y pasaremos nuestro tiempo con la familia, comeremos dulces y recibiremos regalos. Mientras, a los lectores (soy de las que piensan que para ser escritor has de haber sido siempre lector) nos gusta hacer balance de las lecturas del año. Hace poco pudisteis leer sobre ello en mi blog literario La Biblioteca de Selene.
Pero ahora me gustaría aprovechar el Reto Lector en el que me encuentro para hablaros de estos doce libros que han marcado el devenir de mis lecturas este año. Han sido meses temáticos y me han dado la oportunidad de descubrir algunas joyas y otras que no lo son tanto.
¡Espero vuestras opiniones!
Enero: empezamos el año con un libro de relatos. Yo escogí El archivo de Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle. Como todas las obras del autor británico, esta me gustó y supuso un buen comienzo para mi andadura en esta iniciativa llamada Retos Sofaleros.
Febrero: el segundo mes del año estuvo dedicado a un autor indie. Yo leí Todo sobre mi alma, de Fran Cazorla, un bonito libro de relatos y de pensamientos.
Marzo: para marzo hubo que leer una novela basada en hechos reales y decidí cumplir el reto con Mediohombre, de Alber Vázquez, donde pude conocer al almirante Blas de Lezo un poco mejor.
Abril: Morir en primavera de Ralf Rothamn fue mi elección para un libro que debía tener primavera en el título o en la portada. En esta ocasión la ocupación nazi fue la protagonista de la obra y el libro ha sido uno de los que más me ha gustado del reto.
Mayo: cuando supe que debía leer a un autor asiático tuve clarísimo que elegiría a uno de mis autores favoritos: Haruki Murakami. En esta ocasión me decanté por De qué hablo cuando hablo de escribir, un ensayo que me dejó algo más claro el método de este escritor que tanto me gusta.
Junio: junio fue algo más complicado porque debíamos leer un libro protagonizado por animales. Tras buscar durante un tiempo me decanté por La señora Frisby y las ratas de NIMH de Robert O'Brien. Una historia juvenil pero bastante mona que recomendaría a niños y adolescentes.
Julio: para «verano en el título o en la portada» me decanté por lo más sencillo y aposté por el clásico de William Shakespeare El Sueño de una noche de verano: una historia ligera pero de lo más entretenida.
Agosto: el octavo mes del año estuvo protagonizado por una obra paranormal y elegí Los gusanos de la tierra de Robert E. Howard. Al ser un libro de relatos, hubo de diversos tipos. Algunos me gustaron mucho y otros me dejaron fría, pero me temo que eso es algo que suele ocurrir con este tipo de lecturas.
Septiembre: para el mes de septiembre el reto aprovechó la vuelta al cole para que los participantes leyésemos un libro infantil o juvenil. En mi caso me decanté por Firefight, la segunda entrega de The Rackoners de Brandon Sanderson, que me hizo tener ganas de hincarle el diente a la conclusión.
Octubre: Tres cuartos de naranja fue mi elección para «otoño en la portada o en el título» y debo reconocer que el libro de Joanne Harris me decepcionó un tanto. De no ser por su maravilloso estilo literario habría sido un completo desastre.
Noviembre: el reto de noviembre nos empujaba a leer un libro que transcurriese en los años 20 y yo aposté por La otra mecanógrafa de Suzanne Rindell. Como me ocurrió en octubre, esperaba algo más y creo que no ha sido de las mejores lecturas del reto.
Diciembre: el último mes del año marca el fin del reto. En esta ocasión nos toca leer una obra que transcurre en Navidad. Como de vez en cuanto leo algo de Agatha Christie he apostado por Navidades Trágicas, mi actual lectura. Ya os cantaré cuando la acabe.
¡Feliz semana!
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